Derechos Humanos

Y un día «los chicos» regresaron

Publicado en Facebook por Sergio Coria

Villa Mercedes he regresado
a aquel cariño fiel de mis hermanos,
mis padres, mis amigos que han quedado
como abrazados a aquellas calles,
donde tonadas y cogollos se encendían
y amanecían bajo las sombras de un parral.”

Fragmento de Zamba Mercedina (Oscar Valles)

Omar es médico cirujano jubilado. Cuenta en su humanidad10455639_10206048822489912_7836417340278881447_n cinco bay pass cardíacos y tres stent, lo que requirió cuidados especiales al momento de darle la noticia que se le negó durante, nada más y nada menos, que treinta y nueve años, tres meses, y doce días.

Su hijo, Omar José, residente en Córdoba es quien tenía el contacto directo con el juzgado Federal y con el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).

Desde hacia días, Anahí Ginarte, del EAAF venia preparando a las familias ante la inminencia de una necesaria novedad. Primeros se le dijo que los restos hallados en los hornos de La Ochoa corresponden a cuatro perfiles genéticos distintos, tres varones y una mujer. Lo que coincidía con el grupo con el que fue secuestrado Ricardo.

Luego se le sugirió a Omar José, que fuera preparando a su padre ante la eventualidad de semejante novedad. Posteriormente se le informó que se iba a proceder a la comparación con las muestras de ADN aportadas por los familiares. Finalmente se le confirmó que la comparación acusaba un 99.7 % de coincidencia. “Como ya has preparado a tu padre, esta semana se va a dar a conocer la noticia por los medios”, le dijeron desde el juzgado federal

El jueves 19 de marzo de 2014, por la tarde sonó el teléfono en la casa de Villa Mercedes, atendió Silvia, la esposa de Omar,

 – SiRicardo está aquí, si. Si. – De ese modo le daba certezas a su hijo que Omar estaba listo para recibir la noticia.

Silvia le extendió su mano y entregó el auricular a Omar, observando atenta la cualquier reacción de pudiera producirse.

 

 – Hola hijo… Si… Bien y vos?... -dijo Omar, e hizo silencio para escuchar mientras pestañeaba nerviosamente, mirando al infinito que suelen albergar los rincones. De pronto exclamó “Ricardo..!”, y el nombre del ausente cobró presencia con un grito desgarrador con que Omar y su familia comenzaban a cerrar un duelo abierto por casi cuarenta años.

Cuatro días después, con Gustavo Senn, compañero y amigo periodista de San Luis (Periodistas en la Red), entrevistamos a Omar y Silvia en esa misma casa.

Aún el hermano mayor de Ricardo no lograba asimilar este nuevo estado en sus vidas, en donde sentimientos encontrados libraban batallas en el centro de sus emociones.

Y Omar recordó a Ricardo con relatos tan vívidos que daba la sensación quedesaparecidos1.jpg_369181570 hablaba de un habitante del mundo de los vivos. Reprochó la falta de apoyo y hasta el abandono, que sufrió su familia por aquellas penosas jornadas. Rememoró a su padres que esperaron el regreso de Ricardo hasta sus último minutos de conciencia. Evocó aquel encuentro en Río Tercero, que sería el último, y esa discusión en donde en donde le cuestionaban el nivel de militancia con el temor que descuidara sus estudios, en los que se destacaba. Confesó el malestar con que se manifiesta la culpa sintomática del síndrome del sobreviviente.

Esa lluviosa tarde de marzo, en Villa Mercedes, Omar se me representó como un hombre que no lograba salir de la confusión provocada por el tremendo trompadón que la historia descargaba sobre las cicatrices de su pecho.

Y nos despedimos agradeciéndoles que hayan subordinado la necesaria tranquilidad familiar a nuestra visita. Y con Gustavo regresamos a San Luis intercambiando las distintas sensaciones que individualmente nos había dejado la experiencia.

Esa noche, en la ciudad de San Luis, con la palabras aún vibrando a flor de los sentidos, comencé a escribir este texto que forma parte de otros sobre el caso de los “Chicos del Dante”, pero que, a media marcha tomó un atajo empujado por los acontecimientos del último 23 de noviembre en La Perla. Ese día se realizaba un homenaje a los “Chicos” en el sitio de Memoria La Perla

LomitaAllí volví a verlo a Omar esa tarde. Esta vez acompañado por sus hijo y una de sus dos hijas, bajando una lomita hacia el lugar del homenaje.

Entre sus manos ya no llevaba la foto de Ricardo sino la urna que contenía sus parte de sus restos y los de los tres compañeros con los que fue secuestrado hace justo 40 años.

Luego de la ceremonia, que no escatimó en emociones, nos cruzamos con SaibeneLPOmar. Nos saludamos, tomó mis manos y con una mirada serena y voz firme me dijo esbozando una tenue sonrisa: “Estoy contento. Él y su familia comenzaban a cicatrizar una herida que la incomprensible crueldad mantuvo se esmeró en mantener abierta.

P1140446Ayer sepultaron los restos de Ricardo junto a sus padres en el cementerio de Villa Mercedes. Dramáticamente los Saibene vencieron a la incertidumbre a costa de muerte, pero en sus vidas la paz volvió a tener sentido.