Arte Chuncano

El teatro transerrano llegó al Real de Córdoba

La sala Carlos Giménez abrió sus puertas a las 20:30 del sábado. Un hora y media antes,  la gente empezó a hacer fila en la puerta del Teatro Real, frente a la histórica plaza San Martín de la ciudad de Córdoba, para asistir a la presentación del grupo de transerranas que le dieron vida a La Casa de Bernarda Alba, la obra póstuma de gran Federico García Lorca

Saludos, abrazos y mucha emoción se veía en los ojos de la gente que pacientemente entraba al recinto y esperaba la hora señalada en que se iría a levantar el el telón.

Las casi 700 almas que colmaron el lugar siguieron, aproximadamente una hora y media, los diálogos, la acción y la trama de la actuación del grupo La Nueva Comedia dirigido por Enrique “Quique” Sánchez.

El silencio del público fue esencial para poder disfrutar la obra, ya que el elenco no contaba con micrófonos ambientales y esto hizo que el espectáculo se tornara en una experiencia íntimista donde los espectadores  respondieron a los estímulos que iban de rostros apesadumbrados con el dramatismo a sonoras risas de desopilantes pasajes.

El fin de la representación fue marcado por un cerrado aplausos de una público que agradecía ovacionado de pie, las emociones que les supieron arrancar este puñado de artistas vocacionales llegados de Traslasierra.

Por su parte el elenco no lograba disimular la emoción ante semejante muestra de satisfacción del publico capitalino. Ya entre los saludos, felicitaciones y abrazos se pudo escuchar que las autoridades provinciales estaban interesadas en realizar una nueva presentación del grupo actoral chuncano.

La previa y el viaje a la Capital

Un capítulo aparte fue el viaje del elenco junto a una comitiva de jubilados de la Escuela de la Amistad y del Centro de Jubilados de Villa Dolores. Algunas abuelas al avizorar el colectivo ya se alistaron para ocupar las mejores ubicaciones en el transporte gestionado por el Gobierno Provincial.

«¡Chicas, todas trajeron las pastilla, miren que no nos vamos a volver…!»- Grita una abuela cuando el colectivo arrancó pasadas las 9:30 de la mañana de ese sábado.

Entre chistes (que a más de uno hicieron enrojecer), cantos, charlas y mates las abuelas hicieron que la travesía atravesando las sierras fuera más agradable y corto de lo que suelen ser esos viajes.

Mientras se veían algunos cóndores en la parte más alta del Camino de las Altas Cumbres, se empezó a escuchar tímidamente esa canción que nos identifica  como chuncanos, «Bellezas Serranas» y poco a poco y con incontenible emoción, todos los pasajeros cantamos ese verdadero himno transerrano.