Cultura

Aldeanías

Mario Edgardo Altamirano es un Luyabense, nacido en Mar del Plata, que descubrió su condición de serrano, cuando debió abandonar la Ciudad Felíz en los tiempos en que la infame Triple A había soltado a todos los demonios tras una brutal cacería de pensamientos y libertades. Entonces, a la edad de 29 años, ya con el apodo de Piquín, se instaló en el paisaje que vio nacer a su padre.

En el valle desarrolló tareas inherentes a la función pública. Fue Secretario de Gobierno de la Municipalidad de Villa Dolores durante la gestión del Dr. Melchor Martino y también Jefe Comunal de Luyaba, su pueblo.

El viernes 22 de septiembre presentó su libro Aldeanías, un compendio de paisajes y cultural que pintan la cotidianidad pueblerina.

Paisajes de vivencias y costumbres

La presentación de esta nueva obra de Piquín, estuvo a cargo de la Antropóloga Julieta Quirós, quien además fue la encargada de realizar el prólogo.
Nacida en Buenos Aires, Quirós, no disimula la sorpresa ante las costumbres comarcales de los pueblos del valle y de modo particular de Luyaba, que es la lugar donde habita con su familia.

Durante su intervención la presentadora hizo hincapié en la sensibilidad del poeta para logar transmitir con letras los climas y colores de lugares y personajes.

Luyaba es mejor que París

Mario Edgardo Altamirano, o Piquín, se siente tan Luyabense que cuando está lejos del pueblo se suele decir “Me voy a Luyaba que es mejor que París”, intención esta con aspiraciones de ganar un lugar entre las frases célebres de la serranía.

En su libro Aldeanías, el autor, compila poemas nuevos y otros no tanto. En sus descripciones, con las que pinta pájaros y sonidos logra trasmitir las sensaciones que afloran cuando se vive en un pueblo chico con poetas grandes.
Altamirano dice las cosas de un modo algo portuario, que no es justamente porteño. No puede abstraerse de los barquitos amarillos de los pescadores marplatenses y mucho menos de describir a vecinos y vecindades de su residencia actual.

En Aldeanías, Mario Altamirano, también le canta la hipocresía típica de los pueblos chicos con pretensiones de infierno grande.

La obra de Altamirano, expone sin medias tintas, su ideología y lo muestra como un reivindicador de injustos olvidados y de olvidados auxiliadores de gentes sumidas en la pobreza.

La edición de la obra contó con el auspicio de la Comuna de Luyaba y lo novedoso es que íntegramente la obra se produjo en la región, lo que pone en valor al trabajo transerrano.

Fue el Jefe Comunal, Ulises Altamirano, quien cerró el acto con un breve discurso en el que no escatimó admiración hacia la obra de Piquín.

Mario «Piquín» Altamirano se refiere al paisaje.